lunes, 16 de septiembre de 2013

A un mes de la asunción de Horacio Cartes


Compañeros, compañeras, paraguayos y paraguayas, argentinos y argentinas, hermanos y hermanos latinoamericanos. 

Nos hacemos presentes hoy frente al consulado paraguayo de San Justo para recordar a los masacrados de Curuguaty el 15 de junio de 2012, para pedir la libertad de los campesinos y campesinas injustamente presos por ese caso y para repudiar todas las medidas regresivas del gobierno de Horacio Cartes, en particular la designación de funcionarios stronistas y la modificación de la Ley de Defensa, con la participación de la Cámara de diputados y de la Cámara de senadores, que habilita una innecesaria militarización del país. 

El 15 de junio de 2012 en Paraguay se orquestó una masacre para destituir a un presidente legítimo y para habilitar la continuidad de un proyecto macabro de concentración de la riqueza. Las mafias, las transnacionales y los partidos políticos tradicionales acordaron una metodología que en pocos minutos terminó con la vida de 11 campesinos y 6 policías. Son ellos quienes decidieron quiénes serían los culpables y dispusieron de los corruptos funcionarios del poder judicial para garantizar el éxito de su plan. Ah! Por cierto, también eligieron a quiénes serían los próximos representantes en el poder ejecutivo con Horacio Cartes a la cabeza, con el objetivo de garantizar la impunidad. 


Estamos aquí porque Sabemos lo que pasó en Curuguaty. Todos los meses, todas las semanas, hacemos diferentes cosas para mostrar que las mafias no tendrán el camino llano, que nosotros resistiremos hasta dar vuelta este proceso injusto. Sabemos que nuestra lucha política molesta a quienes esperan enriquecerse sin obstáculos en su camino.

Horacio Cartes quiere ser un presidente moderno, pero tiene entre sus ministros a gente fascista como Eladio Loizaga quien colaboró con el Operativo Cóndor a través de su pertenencia a la Liga Anticomunista Mundial y está denunciado por crímenes de lesa humanidad y violaciones a los Derechos Humanos ante la Corte Penal Internacional.
Horacio Cartes vende el progreso empeñando la soberanía, la libertad y la justicia del pueblo paraguayo. Bajo el discurso conservador de la “Seguridad” avanza en su campaña del terror sembrando miedo y dando rienda suelta a los operativos militares y campañas represivas que buscan disciplinar a las poblaciones que resisten y luchan, fundamentalmente, campesinos pobres e indígenas.

Horacio Cartes promete trabajo pero castiga a los docentes que tuvieron que levantar su larga huelga sin conseguir resultado alguno. Eso significa un retroceso en los derechos sociales y un golpe trágico a la lucha gremial por la educación pública y de calidad, que es un derecho y no puede ser un negocio.

Hace sólo un mes que asumió Cartes y para muestra basta un botón. Advertimos en su momento su complicidad en el golpe parlamentario realizado ya desde el año pasado, advertimos sus vínculos con el narcotrafico, advertimos su representación ligada a las clases más pudientes del Paraguay. Lamentablemente no nos equivocamos. Hoy vemos cómo avanzan a pasos agigantados la soberbia y la gula de la oligarquía terrateniente, que no se conforma con la posesión casi absoluta de la tierra y la concentración de la renta, sino que hace ostentación de su poder mientras a su paso siembra muerte.

Esta semana la presidenta Cristina Kirchner recibió con honores a Horacio Cartes en la casa de gobierno. Un grupo de compañeros de Movimiento 138 se acercó con carteles y un petitorio para manifestarse en contra de las políticas regresivas de Cartes. La policía federal y militantes fanáticos nos impidieron el paso, no pudimos acercar la nota y fuimos escoltados por la policía hasta abandonar la Plaza de Mayo. Triste fue nuestra experiencia y enorme nuestra decepción frente a estas prácticas antidemocráticas y autoritarias que buscan acallar reclamos justos.

A los presidentes latinoamericanos en general y a Cristina Kirchner, en particular, les recordamos que antes que los buenos negocios internacionales está la vida de los pueblos. En Paraguay se exterminan a personas silenciosamente bajo operativos sicarios y corren peligro todos aquellos que buscan la justicia social. Si es verdad que los DDHH son bandera del kirchnerismo les pedimos respetuosamente al gobierno argentino que observe qué está sucediendo en Paraguay, qué pasa con el caso Curuguaty, porque quien conoce la situación de represión y no vela por una verdadera justicia termina por ser cómplice avalando esas situaciones y limpiando la imagen y el rostro de los intereses espurios.

Para finalizar traemos unas palabras de un genuino representante de la resistencia latinoamericana, Salvador Allende, en el aniversario número 40 de su muerte que inaugura la etapa más negra de Chile. Dice Salvador Allende:

“Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos”
¡Que así sea hermanos y hermanas latinoamericanos, porque ésta también es nuestra palabra!

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